sábado, 28 de diciembre de 2013

CRÓNICA DE UNA EXPERIENCIA EN CINEX 4DX DE SAN IGNACIO

Había leído en varias oportunidades el relato de experiencias de personas que ya habían asistido a un cine 4DX en otros países, así que las expectativas que tenía con respecto asistir la recién inaugurada sala de este tipo en el centro comercial San Ignacio eran enormes. Dispuesto a vivir la experiencia me decidí por ver uno de mis géneros favoritos en el cine, las historias fantásticas del señor de los anillos, en este caso del Hobbit y la Desolación de Smaug. Mi primera impresión fue el alto costo de la entrada “560 BsF.” (Sí, sé que están asombrados). De igual forma ya había ahorrado para verla así que asumí que era un regalo para mí y para un buen amigo de navidad. Lo  primero fue (y acuérdese de este detalle, porque más adelante es clave) que no se podía hacer reserva alguna de las entradas ni comprarlas en línea, sólo en taquilla, asumí que era por la demanda de la misma, o eso fue lo que entendí al preguntar un día antes de asistir a la vendedora.
                Al siguiente día me decidí ir (28.12.2013), bien temprano, ya saben por las colas que asumí habrían. Llegué a la hora de apertura de ventas en taquilla y había cola (los venezolanos parece que definitivamente se acostumbraron a ello). Al llegar a la taquilla, ya había tomado la decisión de disfrutar de la experiencia a pesar de lo costoso, pensando en lo que podría pagar en una noche donde disfrutaría más (ya saben a qué me refiero Jejeje.) Pido mis dos entradas y bueno a esperar hasta la noche, 9.10 pm que sería la función.
                Más tarde llegaríamos a eso de las 8.00 pm para cenar alguito primero antes de las dos horas y media que nos esperaban de la función. A las 8.45 ya estábamos en otra colita (lo  cual no entiendo, los asientos están numerados u.u) para ingresar a sala, allí fue el primer indicio de que algo estaba mal. Anuncian que dejarán entrar a las personas faltando diez minutos para el inicio de la misma. Todo el mundo supuso que “bueno debe ser por lo complejo de la cuestión y que todo tenía que estar listo”. Pasados unos 15 minutos, llega un señor diciéndonos, a los que estábamos de primeros para entrar, que “hay un rumor, dicen que unas butacas no están funcionando y que no hay aire acondicionado, vine a preguntar si es cierto” el joven que le escucha y que trabaja para la compañía de cine le dice que no es cierto que en poco tiempo ya estaremos entrando, “unos 20 minutos”, segundo indicio, las cosas no están bien. Espero unos cinco minutos más, llega otro joven que trabaja allí y nos confirma la información de las butacas que no están funcionando y el aire acondicionado que está fallando, tercer indicio, algo está mal. Comienzo a desesperarme como es natural en todos los demás asistentes, pasan unos diez minutos y, al fin, a las 9.35 pm, comenzamos a pasar  a la sala.
                Cómodas sillas, todo medio limpio, al estar todos sentados a unos cinco minutos comienza una proyección interesante donde demuestran todo lo que proporciona la tecnología 4DX, siento el temblor del asiento, las ráfagas de aire, y los salpicados de agua, el problema fue que el 3D no funcionó, así como lo leen, todos empezamos a quejarnos “los lentes no funcionaban”, lo cual concluye en que la proyección no estaba bien. Para la proyección, y la gente comienza a impacientarse más.
                Pasan unos cinco minutos más y comienza de nuevo, nada, el 3D estaba muerto. Gritos, abucheos, y demás. Paran la proyección nuevamente. Y luego pasan unos largos minutos, ya eran las diez de la noche, cuando por fin logran dar con la imagen 3D, todo el mundo se emociona, ¡Allí, déjalo allí!, pero….ahora los efectos ambientales estaban muertos. Esa fue la gota que derramó el vaso, la gente empezó a abuchear y a gritar durante diez minutos de proyección de la película…Sorpresa encienden las luces “Señores por fallas técnicas (eléctricas según ellos, a pesar de que había luz) la función no se dará” La gente comienza a levantarse molesta a dirigirse a la taquilla, algunos devuelven los lentes, otros no, todos juntos en cambote, a pedir nuestro dinero.
                Desastre…no estaban preparados para una situación así, nadie quería otra función todo el mundo quería su dinero. Primera sorpresa que me llevo, sólo se devolverá lo pagado en efectivo – debito – tarjeta de crédito, compras por internet “NO”. Más o menos, me dije a mi mismo, se suponía que la venta sólo era en taquilla. Una hora más de cola para que nos devolvieran el dinero. Pues la gente que pagó en internet comenzó el zafarrancho, golpes contras los vidrios de las taquillas, gente vitoreando “Páguennos, páguennos” gente tratando de llamar al INDAPABIS, y vaya a usted a contar…una mujer decía “quiero mis dos mil bolívares que pagué, no me voy de aquí”, sí, las mujeres enfrentan con valentía los problemas punto para ellas. Otros decían vine de Guatire, de Maracay, “estoy pasando las navidades aquí en Caracas y vengo de Puerto la Cruz, quiero mi dinero” Sí…sé que están en acuerdo con todos nosotros.
                Tiempo pasado, escuchando, viendo todo esto, mi dinero regresa a mis manos y por supuesto las ganas de golpear a esta gente y bueno rayarlas hasta lo más posible. Esto que comparto con ustedes es para que lo sepan amigos, si van a CINEX y a su súper moderna sala 4DX, prepárense porque pueden que el único efecto ambiental que vean, sea el de la gente molesta gritando para que le devuelvan su dinero, y el golpe de los vidrios de las taquillas en reclamo.  

viernes, 7 de junio de 2013

Del El Pintor y La Musa “Amordazar un amor no es eliminarlo”

Vivir, es una palabra que engloba un sinfín de significados. Creer, es simplemente una palabra que impulsa a seguir en el camino a pesar de todo. Soñar, algo que hacemos todos los días, inclusos despiertos. Querer, de muchas formas lo hacemos y disfrutamos de ello. Amar, algo que, sencillamente, nos abruma, nos deja sin sentido y nos transporta a un mundo sin fronteras. Todo ello puede leerse en una historia muy venezolana, hermosa, detallada, a nuestro estilo, a nuestras expresiones, a nuestros pensamientos, a nuestros problemas, a nuestras soluciones. ¿Y cómo empezar esta reseña? No hallo otra palabra sino “gracias”.
                Agradecer a una joven escritora, Paola Martínez, por pasearme por experiencias hermosas de sus personajes: Erika, Mafe, Anthony, Alex, Jorge, Carmen, Ana, Miriam y muchos otros que demuestran la cultura única de nuestro país. La perseverancia, la camaradería que forman parte de la personalidad de quienes lo habitamos. El Pintor y La Musa “Amordazar un amor no es eliminarlo”, es un libro que te permite pasearte por las locuras del amor, de sus detalles y de cómo se va formando en nuestro seres, así como también cuando cometemos los errores que pueden ocasionar perder o fortalecer lo que queremos.
                Sólo unas cuantas líneas en mi primer encuentro con el libro bastaron para comprender que me esperaba un hermoso viaje, cargado de similitudes con la cotidianidad de nuestros pueblos. De esos libros que una vez que comienzas, te pierdes en sus líneas y no puedes para de leer. Una transición maravillosa entre personajes, que te permite ver y comprender sus puntos de vista, y de identificarnos con algunos de sus raciocinios.
                ¿Qué si vale la pena leerlo? Por supuesto, es una lectura juvenil, amena, fresca, con muchas situaciones que nos harán reír, llorar, molestar, reflexionar. Es un pequeño tesoro, que hay que compartirlo, convertirlo en referencia de nuestra juventud, de nuestra realidad. Teniendo en cuenta que el mundo, con sus distintas aristas, es un conglomerado de sentimientos. Igualmente, es la oportunidad de descubrir la importancia de valorar lo que se posee. Es creer que no todas las personas son iguales por pertenecer a un estatus social determinado.
                Es la presentación de esas amistades incondicionales. Esas que permanecen contigo por siempre, que están allí para dedicarte palabras de aliento y consejos. Con las cuales, muchas veces, descubres y alumbras un camino sin luz. El acompañante que está a tu lado para decir que todo estará bien.
                Una historia que nos recuerda lo importante de detenernos en pensar en cada detalle de nuestras vidas, de detener el tiempo en los momentos más felices. Es el mantener esa esperanza de felicidad. El afrontar cada reto, cada problema, cada bendición como una nueva oportunidad de vida y darle el visto bueno al tiempo y sus enseñanzas.
                Una cosa si está clara, es que al leer todas esas líneas en conjunto, es posible creer en la posibilidad de amar, aunque por ello se sufra, se llore, se ría, se mienta, se diga la verdad, se abandone, se reconcilie. ¿Y tú?, ¿estás dispuesto a ello? Te aseguro que sí, ven y descúbrelo. “...en el reino de la mente, no caben dictaduras...sólo se salvan los valientes”. (Martínez, 2010, El Pintor y la Musa, Amordazar un amor no es eliminarlo).


 Deivis Torres.